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La temperatura es un factor importantísimo en la cata de la cerveza.

Muchas veces el consumo de cerveza se reduce a la mera ingesta lúdica, rápida e irreflexiva de un refresco con alcohol. Y eso está muy bien porque la cerveza es ‘también’ un refresco, pero no todas las cervezas son un refresco.

La importancia de la temperatura

La temperatura es uno de los factores más condicionantes en la degustación de cualquier producto, y, por supuesto, también la cerveza, sin embargo, no se le presta demasiada atención. ¿Y por qué? Pues porque las grandes marcas de cerveza y la hostelería genérica nos han aborregado para que tomemos la cerveza lo más fría posible, helada, y han conseguido convertir esta mala práctica en una costumbre nacional.

Sí, a las cerveceras y a los bares ‘normales’ (no especializados en cerveza), les interesa que bebamos la birra muy, muy fría.

En general, se consume la cerveza excesivamente fría. De hecho, cuando se habla de cerveza, parece que ‘fría’ sea sinónimo de ‘buena’, y términos como ‘glacial’ o la imagen de un surtidor cubierto de hielo se han convertido en un claim, en un reclamo comercial.

Cerveza muy fría
Cerveza muy fría

A la macroindustria cervecera le interesa que bebamos la birra heladísima, porque el frío enmascara los defectos y suple las carencias.

Esto no significa que la cerveza se deba beber caliente, sino que cada cerveza se debe de beber a una temperatura diferente, que depende de sus características.

Cada cerveza se expresa mejor a una temperatura distinta.

Una cerveza a una temperatura no adecuada, por excesivamente fría o caliente, no se expresará con plenitud y, además, puede mostrarnos cualidades inapropiadas en ese estilo.
En una cerveza servida demasiado fría, los aromas frutales provenientes de los ésteres quedarán tapados y se acentuarán otros aromas secundarios menos deseados. Por contra, si una cerveza se sirve demasiado caliente, el alcohol y otros aromas secundarios prevalecerán sobre los aromas deseables.

La temperatura correcta es aquella en la cual los componentes encuentran el equilibrio que nos permite disfrutarla.

Por lo tanto la temperatura de la cerveza puede marcar una gran diferencia, por eso, en la cata de cerveza se debe cuidar mucho ese aspecto.

¿Cuál es la temperatura ideal de la cerveza?

Cada cerveza tiene su temperatura ideal, que es aquella con la que la cerveza se siente a gusto y se expresa en su total plenitud de sabores y aromas.

Tan inconveniente es tomarte una cerveza oscura, llena de matices, a -3ºC como tomarse una Pilsen a temperatura de bodega, esto es unos 16ºC.

No existe una regla exacta que determine la temperatura justa para cada cerveza, todo dependerá de ella, pero sí podemos establecer unas pautas básicas generales.

  • Todas las cervezas deben consumirse entre 2 y 16 °C, tanto en invierno como en verano.
    Es conveniente servir la cerveza un poco más fría de lo ideal, porque irá cogiendo temperatura con el tiempo, el contacto con el vaso y las manos.
  • En general, las cervezas de baja fermentación se sirven más frías que las de alta fermentación, por eso, las cervezas de tradición checa y alemana, en general, se sirven más frías que las de origen belga o angloamericano.
  • Por lo general, las cervezas que se sirven en botellas de 50cl se beben más frías.
  • Cuanto más suave y ligera es una cerveza, más fría se sirve.
  • Cuanto más clara es una cerveza, más fría debe beberse.

A continuación tienes una tabla bastante visual para que consultes a qué temperatura debes servir las cervezas para apreciarlas al máximo.

Tabla de temperaturas de servicio de las cervezas, según sus características

Temperatura de servicio y consumo de la cerveza
Temperatura de servicio y consumo de la cerveza
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